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Frederick Delius, (bautizado Fritz Albert Theodor), nació en Bradford, Inglaterra, en 1862 y murió en Grez-sur-Loing, Francia, en 1934.
En los planes que la familia Delius tenía para su hijo no había lugar para la música, sin embargo, cuando le fue posible, Frederick se dedicó a estudiarla por su cuenta.
Los padres de Delius, Julius y Elise Pauline, de origen alemán se habían trasladado de Bielefeld (Alemania) a Inglaterra para dedicarse al negocio de la lana. El deseo del padre era orientar a su hijo hacia esta empresa familiar, pero la vocación musical de Frederick era demasiado fuerte para ser ignorada.
En 1884 se trasladó a Florida (Estados Unidos) por indicación paterna con el propósito de dirigir una explotación citrícola: Solano Grove. A pesar de esta ocupación Delius empleó todo el tiempo posible en estudiar piano, contrapunto y composición con el organista Thomas Ward, su más querido profesor. A lo largo de su vida Delius reconoció en Ward a un maestro indiscutible en su formación musical.
Durante su estancia en Florida, Delius experimentó con la música afro y otros ritmos típicos del folklore del lugar: Pertenecen a esa época composiciones tales como: Zum Carnival, polca para piano (1885); Pensées Melodieuses, música solista para piano; Zwei braune Augen (Dos ojos marrones) . música vocal (piano), el más significativo y perdurable de ese periodo.
De 1886 son: Der fichten Baum (El abeto), música vocal (piano) y la Florida Suite (música orquestal).
Dos ojos marrones, se inspiró en un poema de amor del mismo nombre de Hans Christian Andersen (escritor dinamarqués (1805-1875)), más recordado por sus maravillosos cuentos. Tanto el poema como la música transmiten la pura belleza del amor juvenil: «Hace poco vi dos ojos marrones/ ahí estaban mi bienestar y mi mundo para ser vistos / Una mirada, tan amorosa y pura como un niño/ jamás será olvidada».
Con respecto a El Abeto, tiene su alma en un poema de Heinrich Heine (poeta alemán (1797-1856)). Dice así: «Un abeto solitario está de pie/. En el norte, donde los fuertes vientos soplan/ Duerme, y la manta blanca/ lo envuelve en hielo y nieve». (Fragmento).
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Desde muy joven, Delius asumió como lector constante de la obra filosófica de Friedrich Nietzsche (1844-1900). Muchas de las composiciones musicales, no sólo de Delius sino también de otros compositores, tales como Gustav Mahler, por ejemplo, abrevaron en Así habló Zarathustra, una de las obras cumbre del gran filósofo alemán que además es considerada una sinfonía, un discurso musical.
¿Qué afán espiritual lleva a un joven a elegir un camino de fidelidad a su mandato interior? No hay barreras infranqueables para él, todas las adversidades serán vencidas en pos de ese objetivo único. Delius es un buen ejemplo de esa actitud, reforzada por su carácter obstinado, tumultuoso y arriesgado. Ardor y delicadeza combinados en su persona y en su música.
No tuvo residencia fija en su país natal, sino que pasó mucho tiempo en el extranjero, sin embargo el típico paisaje inglés y sus estaciones tan originales, fueron fuente inspiradora de su música que captó los efectos de esa atmósfera tan particular rica en sugestiones pictóricas. Puede afirmarse que existe una gran correspondencia con algunos elementos de la plástica impresionista europea: pintores como Degas, Renoir, para nombrar algunos, yuxtaponían partículas de color puro sobre la tela, para que el observador completara la tarea de interpretación del motivo; a su vez el músico buscó el mismo efecto recurriendo a una sonoridad orquestal velada, sobre la cual se distinguen los timbres individuales.
Después de estudiar en Florida, Delius continuó estudiando música en Danville, Virginia y también viajó a Nueva York. Posteriormente a su estancia en esta ciudad pudo contar con la aprobación y la ayuda económica de su padre para recibir de grandes maestros una educación musical superior. Por esta razón partió para Leipzig, Alemania, donde estudió en el Conservatorio Felix Mendelssohn. Allí fue discípulo de Carl Reinecke y Salomon Jadassohn maestros también de Edvard Grieg (1843-1907), con el que cultivó una amistad durante toda su vida.
En 1907 conoció a Thomas Beecham, gran propagador de su obra en el mundo anglosajón ya que hasta ese entonces era más conocido por los alemanes gracias a los directores Fritz Cassirer y Hans Haym.
Por razones del espacio posible para este trabajo sólo mencionaré algunas obras más significativas de Delius, que además encierran en su esencia la fuerza poética de autores elegidos por este compositor que también por ser músico fue un poeta.
Son ellas: Hiawatha, poema tonal para música orquestal (1888), basado en el Poema épico del mismo nombre del escritor estadounidense Henry Wadsworth Longfelow (1807-1882). Delius utilizó en su inspiración fragmentos del largo poema en el cual el heroísmo de Hiawatha se traduce en los ritmos de los instrumentos elegidos hasta lograr hacia el final un climax vigoroso que súbitamente descansa para expresar la despedida de Hiawatha frente al sol.
Por último me referiré al Poema Sinfónico (1) Paa Vidderne (En las alturas), música vocal y orquesta, de 1888, basado en la obra del mismo nombre del dramaturgo y poeta noruego Henrik Ibsen (1828-1906).
Como fondo del discurso musical, un paisaje, en este caso se trata de las altas montañas que rememoran un verso de Víctor Hugo «Lo que uno oye en la cima de las montañas es la voz de Dios».
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Llegar a esas alturas es ganar el conocimiento de la propia soledad, la afirmación de la independencia y la libertad. Gracias a esos sentimientos Frederick Delius pudo seguir componiendo en la última etapa de su vida, a pesar de permanecer recluido en su casa, junto a su esposa, la pintora Jelka Rosen, postrado en una silla de ruedas, ciego y paralítico.
Su voluntad de creación lo llevó a contratar como amanuense a Eric Fenby, admirador de su obra.
Las últimas grandes obras de Delius tales como Intermezzo para Fennimore y Gerda (1908-1910); Cinco piezas para piano (1923) para nombrar algunas, fueron dictadas a Fenby, que luego de la muerte del compositor escribió un libro sobre sus trabajos con Delius. La película Canción de verano dirigida por Ken Russell se basa en ese libro.
«Todo fue» es un fragmento, un enigma, un espantoso azar —hasta que la voluntad creadora añada— «Pero yo lo quise así» (2). Así lo quiso Frederick Delius.
1. Referencia al Poema Sinfónico: La Guillotina N º 12, año 2007
2. Friedrich Nietzsche, Así habló Zarathustra, II, De la redención
Cuadro Frederick Delius de Jelka Rosen
Bibliografía