viernes, 2 de enero de 2015

LA CASA, ISABEL V. KRISCH

LA CASA, Isabel V. Krisch,
Botella al mar, 2012, 128 p.


«La casa», titula Isabel Krisch. Y las citas que elige para encabezar los capítulos incentivan la propuesta arquitectónica. Además, el libro está dedicado a «los que construyen», «a los que nunca dejan sus obras inconclusas». De modo que de inmediato se hace visible la moción que con mayor energía se desplazará entre sus versos: la casa como un espacio dinámico, en continuo cambio, crecimiento y/o deconstrucción. No importa demasiado cuál de ellas es la ecuación prevaleciente, ya que es el dinamismo en sí quien se impone (quien ella decide que se imponga).
Sencillamente porque, mientras dicha actividad (flujo, confluencia, desplazamiento, oscilación) exista, ella (la casa, la autora) y nosotros (los lectores, los que también somos propietarios responsables de nuestros procesos) estaremos vivos. La casa es, entonces, el edificio que habitamos (calle, número, código postal); pero es también el cuerpo (reservorio de pulsiones, emociones, afectos, trascendencia). Y es la herencia (la casa de los padres). Y el país. Y el planeta. Paisaje o
cueva, buenos o malos aires, erógenos o solos, aferrados a la última canilla o desalmados, ladrillo más ladrillo el habitat nos configura y nos define. En un libro sólido (edificado también
minuciosa y bellamente), despojado, inteligente, con una estética a purapoesía (poesía de verdad), la autora hace de su casa la de todos. Imposible quedarse afuera. Imposible no identificarse con ella. Nada ha llegado demasiado tarde, entonces.
Todo está donde tiene que estar.
Ana Guillot

Nº 17 SEPTIEMBRE 2013

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