lunes, 19 de septiembre de 2011

EL POETA Y EL LECTOR

POR ERNESTO GOLDAR

Voy a referirme, muy brevemente, a unas relaciones por demás inquietantes: las que existen entre la poesía y el lector de poesía. entre el poeta y quién le lee.

Se habla de un gesto de encuentro, de las intenciones más o menos afortunadas entre un emisor y un receptor, de un modo de leer, de leer para compartir el asombro, del placer de encontrarse un poema, del contacto con el texto y, en seguida, de la aventura de la metáfora y de los símbolos, del prestigio del lector, de la libertad del lector, de los márgenes de interpretación, del mensaje poético como un llamado a nuestra capacidad original, y todavía más: del lector y sus aproximaciones al poema, de la sensibilidad y la inteligencia de quien recepciona el discurso poético; y, además, varias preguntas. Por ejemplo: ¿cómo se acerca el lector al texto?, ¿cómo se acerca el lector a este texto?, ¿cuáles y cuántas son las etapas recorridas por la historia de la literatura para responder a éstas preguntas? ¿estamos en los comienzos de una estética del lector, de la preocupación por el lector? ¿De una teoría de la recepción del poema?-

Se dice, además, que es necesario “abrirse” al poema, –sentirlo– “comprender” su ser, interrogarlo, interpretarlo (…) que, “los autores ponen el significado y que las significaciones las ponen los lectores”.

Entonces: ¿cuál es el trabajo del lector?

En síntesis

  • hay un poema para que alguien lo lea
  • hay un texto para que alguien lo actualice.

Esto quiere decir, pensamos de la necesaria compenetración entre el autor de poesía y el lector de poesía, entre el poeta y el lector y, seguramente, sobre un lector de poesía modelo, vale decir, el lector del poema que actualiza el poema. conjeturablemente, (y seamos sinceros) el poeta siempre espera al lector modelo, al lector sublime, al operador idóneo – que disponga de tiempo, que esté dotado de habilidad asociativa, de conocimientos – de este modo, el poeta, construye un lector ideal, un conjunto de “condiciones de felicidad”.

Entonces, leer, es mirar más allá de la superficie, es leer el poema en su densidad, en su espesor, en un estado de respuesta en el preciso “ahora mismo” del poema, es una diferencia ambivalente, un contrato, un compromiso, una deferencia con el poeta, una comprensión cuidadosa y lenta, una responsabilidad, una inclinación y, en fin, un lugar de encuentro, una encrucijada, un ámbito de involucramiento, una adhesión, una experiencia, una unidad de preocupación, un itinerario, una posibilidad de hallarse, la solicitud de un estado de ánimo que instituya el acto de comprender.

2 comentarios:

  1. Qué gusto enorme poder LEER ESTA NOTA!... del gran amigo,... MAESTRO!
    Escritor ERNESTO GOLDAR
    Lidia Carrizo

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  2. Qué gusto enorme poder LEER ESTA NOTA!... del gran amigo,... MAESTRO!
    Escritor ERNESTO GOLDAR
    Lidia Carrizo

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