sábado, 26 de septiembre de 2009

Miguel Oyarzábal


EL Viajante

La lluvia cae sin dejar espacios.
El gris se refleja en el gris,
toda la arboleda parece llorar con el modo de los sauces
y el pequeño pueblo simula dormir un sueño de invierno.
El viajante,
hombre taciturno frente a una taza de café con leche,
no puede partir.
Sus ganas de alcanzar otra ciudad donde alguien lo espera,
el recuerdo de un perfume que lo retuvo el fin de semana
pasado,
esa mirada cóncava que lo arrastra hasta la adolescencia,
se han alejado dejando atrás el aguacero y las últimas casas.
Pero Juan, -ése es su nombre-,
mojado por fuera
no hace más que anegarse a sí mismo;
su propia verticalidad también es fría
y lo humedece, entumeciéndolo hasta los ojos.
Simplemente continúa llioviendo.
El hombre parece encarcelado
del otro lado de la vida.
Poeta de la Provincia de Chubut
PUBLICADO EN EL Nº 8 Tercera Época Primavera 2005

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